Tema: FACULTADES
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Philippe Aghion, Peter Howitt y Joel Mokyr, quien expondrá esta semana en una universidad chilena, obtuvieron el reconocimiento. Tres académicos que explicaron cómo la innovación transforma las economías fueron distinguidos con el Premio Nobel de Economía 2025. Los galardonados -el francés Philippe Aghion, el canadiense Peter Howitt y el estadounidense-israelí Joel Mokyr- fueron reconocidos por sus investigaciones sobre la "destrucción creativa" y el papel de la competencia, la cultura y tecnología y el conocimiento como motores del crecimiento económico.Aghion y Howitt son considerados los principales exponentes del llamado paradigma schumpeteriano del crecimiento, teoría que formaliza la idea de que el progreso proviene de las innovaciones que reemplazan tecnologías obsoletas. Sus modelos sentaron las bases para analizar cómo la competencia, la regulación y las políticas de investigación y desarrollo influyen en la productividad y en la desigualdad. Mokyr, por su parte, ha estudiado el papel de la cultura y las ideas en el surgimiento de la Revolución Industrial, mostrando que el crecimiento sostenido requiere no solo capital e instituciones, sino también un entorno intelectual que valore el cambio y la invención.Para los expertos, detrás de este galardón hay una advertencia sobre los desafíos que enfrentan los países, incluida Chile, para convertir el conocimiento en desarrollo.Incluso, este jueves 16 de octubre, el francés Philippe Aghion participará de manera virtual en la III Conferencia UDD, Exponencial, Desarrollo Humano, organizado por la Universidad del Desarrollo.{SUB La "destrucción creativa" como impulso del progreso}Para los economistas, el Nobel de este año reivindica una visión dinámica del capitalismo: la que entiende que el crecimiento requiere competencia, innovación y un entorno institucional que no bloquee el cambio. Por ejemplo, Cristián Larroulet, economista, docente e investigador CIES UDD profundizó que "según los premiados en la economía moderna se produce un proceso por el cual los emprendedores, ya sea los que están en las ideas, las ciencias y en las empresas, producen nuevas innovaciones que hacen posible que nuevas empresas ingresen a los mercados desplazando tecnologías y empresas obsoletas".{CITA Cristián Larroulet, economista, docente e investigador CIES UDD: "Según los premiados en la economía moderna se produce un proceso por el cual los emprendedores, ya sea los que están en las ideas, las ciencias y en las empresas, producen nuevas innovaciones que hacen posible que nuevas empresas ingresen a los mercados desplazando tecnologías y empresas obsoletas"} "Así, se llevan al mercado nuevos bienes o servicios que son mas baratos y/o de mejor calidad o menor precio", añadió.Mauricio Villena, decano de la Facultad de Administración y Economía de la Universidad Diego Portales (UDP), explicó a Emol que "el reconocimiento apunta a una misma idea: explicar por qué las economías pueden sostener el crecimiento a largo plazo cuando la innovación se vuelve sistemática y acumulativa".Villena recordó que Philippe Aghion y Peter Howitt "formalizaron en macroeconomía la intuición Schumpeteriana de la 'destrucción creativa': el crecimiento proviene de innovaciones que desplazan tecnologías anteriores". Esa idea, añadió, hoy constituye el marco estándar para estudiar "cómo la competencia, las patentes, la financiación del I+D y la regulación afectan los incentivos a innovar; por qué las empresas dominantes pueden intentar frenar el progreso; y cómo varían las políticas 'adecuadas' según la distancia de un país a la frontera tecnológica".El académico subrayó que "el crecimiento no es automático: depende de instituciones que fomenten la generación, adopción y difusión de conocimiento y que, al mismo tiempo, contengan las fuerzas que podrían bloquearlo". {CITA Mauricio Villena, decano de la Facultad de Administración y Economía UDP: "el reconocimiento apunta a una misma idea, explicar por qué las economías pueden sostener el crecimiento a largo plazo cuando la innovación se vuelve sistemática y acumulativa"} Por eso, según Villena, el aporte de Aghion y Howitt no solo fue teórico, sino también normativo: ofrecen una guía de política pública que combina dinamismo y equidad.En la misma línea, Tomás Rau, académico del Instituto de Economía UC, sostuvo que "su mensaje es tan vigente como incómodo: sin 'destrucción creativa', las economías se vuelven complacientes". En su análisis, Aghion introduce una advertencia relevante y "recuerda que la innovación puede aumentar la desigualdad en el corto plazo, pero también abre la puerta a la movilidad social, porque recompensa el esfuerzo, el talento y la capacidad de adaptarse".El académico agregó que el propio Aghion "advierte que Europa se está quedando atrás frente a EE.UU. y China. Si las economías más desarrolladas corren ese riesgo, ¿qué queda entonces para nosotros?".En el caso chileno, apuntó, persisten "rigideces que impiden reasignar talento, capital y conocimiento -desde trabas a la inversión hasta una mirada contenciosa de las relaciones laborales-".Rau planteó que el país requiere "abrir espacios a la innovación y la adopción tecnológica, modernizar los incentivos a la I+D, flexibilizar el mercado laboral sin desproteger a los trabajadores y volver a confiar en la productividad como motor del desarrollo". Enfatizó además que el cambio debe entenderse de manera amplia. "No me refiero a crear superconductores: esto empieza por hacer las cosas de otra forma. Se puede innovar en políticas públicas, en educación o en biotecnología. Pero para eso debemos destrabar, tomar decisiones basadas en evidencia y premiar el talento, no la lealtad partidaria".{SUB Mokyr y las raíces culturales del crecimiento}El tercer galardonado, Joel Mokyr, aporta una mirada histórica y cultural al fenómeno del crecimiento económico. Su trabajo, centrado en los siglos XVIII y XIX, busca entender por qué la Revolución Industrial se produjo en Europa y cómo las ideas moldearon las condiciones para la innovación sostenida.Según Villena, "Joel Mokyr, desde la historia económica, mostró que la Revolución Industrial y el despegue moderno no fueron un accidente tecnológico, sino el resultado de un entorno intelectual y social que valorizó el conocimiento útil, la explicación causal y la circulación de ideas". Esa cultura de la experimentación, añadió, permitió que "una ciencia práctica y de apertura al ensayo–error redujera las barreras al cambio técnico y convirtiera la invención en un proceso continuo, en lugar de episodios aislados".Ángel Soto, académico de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de los Andes, destacó que "Mokyr sostiene que la historia económica y la historia intelectual han dialogado poco".{CITA Ángel Soto, académico de la U. Andes: "Mokyr sostiene que la historia económica y la historia intelectual han dialogado poco"}En su libro A Culture of Growth. The Origins of the Modern Economy, "sostiene que el estudio del crecimiento moderno ha estado dominado por explicaciones institucionalistas (propiedad, contratos, baja búsqueda de rentas), pero eso no basta: la Revolución Industrial requirió condiciones culturales que valoraran el cambio, el progreso y la obtención legítima de ganancias".Esa "dignificación cultural del avance", explicó Soto, fue crucial para sostener el crecimiento. "La creación de riqueza depende de orientar el conocimiento colectivo a fines productivos. Ello exige innovación aceptada socialmente, emprendedores culturales y capital humano, en un mercado competitivo de ideas como el de la República de las Letras (1500–1700)".El académico agregó que la tesis de Mokyr "dialoga con los trabajos de Douglas North y Deirdre McCloskey en el sentido que el progreso moderno se explica por ideas y cultura que legitiman el cambio, no solo por capital o instituciones".José Díaz, profesor del Instituto de Economía UC, coincidió en que la originalidad de Mokyr radica en su visión interdisciplinaria. "Joel Mokyr, PhD Yale 1974, profesor en Northwestern University, es un economista especializado en historia económica pero que usa una aproximación ecléctica". Su investigación, sostuvo, "está enfocada en comprender las transformaciones tecnológicas del período 1750-1914 y cómo dieron origen a un crecimiento económico sostenido".Díaz explicó que la hipótesis central de Mokyr "es que las nuevas innovaciones ocurren en un contexto en que hay dos factores novedosos".Primero, profundizó, "la ciencia se hace más relevante explicando por qué o cómo funcionan las cosas, y creando comunidades intelectuales". Y segundo, "las sociedades están más abiertas a las transformaciones debido al peso del proyecto intelectual de la Ilustración". En resumen, concluyó, "cambio tecnológico sustentado en ciencia y cultura, fueron claves para el despegue económico europeo".{SUB El legado del Nobel: innovación con instituciones inclusivas}Para Villena, el aporte conjunto de Aghion, Howitt y Mokyr ofrece una visión completa del crecimiento moderno. "El aporte conjunto es, por tanto, doble. En el plano positivo, ofrecen una explicación coherente -histórica y teórica- de cómo se genera el crecimiento sostenido cuando el conocimiento se acumula y se difunde", añadió. En el plano normativo, dijo el académico UPD, "proporcionan una guía clara de política: preservar mercados contestables que no bloqueen la entrada, diseñar derechos de propiedad intelectual que premien la invención sin sofocar la competencia, invertir en educación, ciencia y adopción tecnológica, y acompañar el proceso con redes de protección y reconversión laboral para que la sociedad tolere el cambio".Ese equilibrio entre dinamismo e inclusión, añadió, es el corazón del mensaje del Nobel 2025: "En síntesis, el Nobel subraya que la prosperidad de largo plazo descansa tanto en la innovación como en las instituciones que la hacen posible y la orientan hacia un crecimiento inclusivo".Rau coincide con esa lectura, pero advirtió que los países en desarrollo deben asumir con urgencia el desafío de destrabar sus propios mecanismos de innovación. "En Chile seguimos atrapados en rigideces que impiden reasignar talento, capital y conocimiento -desde trabas a la inversión hasta una mirada contenciosa de las relaciones laborales-". Para superarlo, insistió, se requiere "volver a confiar en la productividad como motor del desarrollo", finalizó.